Desde
tiempos remotos que los seres
humanos hemos tenido que
cargar con el peso de las palabras, con el efecto “ tan temido” para algunos,
y la llave de nuevas puertas, para otros . La
palabra más observada a los ojos
agudos de la represión ha sido
por supuesto la escrita, esa que no se diluye con el viento, esa palabra que permanece
por siglos esperando a ser
descubierta.
La
literatura Infantil no ha estado
ajena a la censura, tomando en cuenta la obsesiva idea de los adultos de
considerarse más evolucionados que los
niños, capaces de vislumbrar el sentido
de los correcto e incorrecto para esos pequeños que recién descubren el mundo.
¿Qué
palabras rodean a
la censura? Intervención, supresión, violencia explícita e
implícita, superioridad, una
larga lista.
Luego viene la pedagógica, regida por parámetros recomendados por
estudiosos del tema, también
involuntaria, pero menos inocente. Es
en esta censura que se eliminan buenos libros para adolescentes, pero que contienen algunas
groserías o que evidencian
los tumores de nuestra época de manera explícita y detallada. Es en
este tipo de censura que nos penan los
fantasmas de la
evasión, esa ansiedad de que no
se vea lo feo, que se cierren los ojos un poco . Por supuesto que
no soy adicta a la literatura “espejo social “ prefiero el
término transparencia .
Y después…
ya viene
la censura fuerte, la
de las prohibiciones legalizadas
y la quema de libros. En nuestro continente tenemos experiencia en el tema. Durante la dictadura Argentina se prohibieron muchos libros
de literatura Infantil, por los mensajes
implícitos subversivos. Famosa es
la censura del libro de Elsa Borneman “ Un elefante
cupa mucho lugar” en el cual los
animales de un circo cuestionan a
la autoridad y deciden realizar una huelga.
Otro libro censurado por la Dictadura Argentina
es “ Poncho” del escritor Alvaro Yunque, en el cual se
relata la maldad
de los humanos y la pobreza de los niños. El libro tenía como dedicatoria “ A los
que simpatizan con los niños pobres “ Fue
prohibido en el año 1976. Está claro el porqué.
El
libro de lecturas de IV grado “
Dulces de Leche” de Carlos Duran y Noemí
Tornado también pasó a engrosar los criterios de la censura, pero de
una manera más encubierta, retocándole algunos textos,
sacando otros. Este libro educativo fue
considerado con una postura muy
laicista. Además el libro tenía una historieta donde un gusano era explotado por un escarabajo,
por lo que generó desconfianza de las autoridades.
“ La
torre de cubos “
de Laura Devetach fue
otro de los libros de Literatura Infantil censurados en Argentina . El Ministro de Educación de
la provincia de Santa Fe
lo prohibió : “ Algunos
de los cuentos narraciones incluidos en el libro, atentan directamente al hecho
formativo que debe presidir todo intento de comunicación, centrando su temática
en los aspectos sociales como la crítica a la
organización del trabajo, a la propiedad privada y al principio de
autoridad “ (1979, Boletín N° 142)
En nuestro
país la censura de libros curiosamente
también se realizó en tiempos de
dictadura. Muchos de los libros de “
Quimantú” fueron censurados, por la ideología presentada por la editorial: una editorial al
alcance de todos y con un evidente compromiso social .
El libro “ El Chilote Otey” de Francisco Coloane fue censurado por el contenido implícito relacionado con ideología de izquierda. El libro de
recopilación de los mejores cuentos del escritor fue realizado durante
el gobierno de la unidad popular.
El clásico libro Infantil “ El mago de oz”
también alguna vez fue parte de la
censura. En el año 1957 el director
de la biblioteca de Detroit lo prohibió porque
consideraba que el texto incitaba al
negativismo, y por llevar la cobardía
a la mente de los niños.
Ejemplos hay muchos, religiosos, raciales,
políticos, pedagógicos, etc. Lo interesante es descubrir como en la actualidad opera la censura, porque de la
manera más delicada y aparentemente
inofensiva la censura en la literatura infantil sigue existiendo .
¿ Y la censura con afán estético?
¿ Y la censura del modelo Disney
–americano-chatarrero ? Que yo inconsciente y deliberadamente trato de imponer
a mis libros.
Me da algo de miedo .
Fuentes
Bibliográficas :